Ziries 2011. El vino con alma de taifa

100% Garnacha. Crianza de 12 meses en barricas de roble francés de 500 litros con menos de 3 años de uso. Agricultura biodinámica. Vino Orgánico.

Esta semana os presentamos un vino toledano que probamos hace unos cuantos días cuando el calor aún no apretaba como lo está haciendo en las últimas fechas y no había que hacer malabarismos para mantener el vino a una temperatura idónea para no cargarnos el trabajo que con tanto mimo había realizado el equipo que forma esta bodega.

El Ziries 2011 es un vino de un brillante color rojo rubí que baña toda la copa aportando una sensación de frescor, viveza y alegría.

En nariz aparece toda la expresividad de las garnachas silvestres de cepas de más de cuarenta años empleadas en la elaboración de este tinto, que se traduce en una fuerte presencia de aromas a frutas rojas silvestres, como la fresa ácida, y notas de cereza pequeña, suaves toques mentolados y a paja recién cortada, así como notas salinas y cítricas.

Cuando llevamos el vino a la boca volvemos al recuerdo de los matices ya descubiertos en la fase olfativa plenos de frescura y acidez bien entendida y, a la larga, descubrimos notas contundentes a pimienta negra y a chocolate negro amargo. Es un vino que combina a la perfección la frescura y acidez de las uvas con el paso por barrica que se ha realizado con maestría para aportar finura y matices golosos y especiados al resultado final. Se ha empleado la madera para lo que debería emplearse siempre, como complemento. Ni más ni menos.DSC_0015 (2) copyEl maridaje perfecto para este vibrante vino son guisos y estofados, así como platos de caza. Este tinto se elabora con uvas procedentes de las localidades de Cuerva y San Pablo de los Montes, próximas a los Montes de Toledo, lugar óptimo para probar la gastronomía vinculada a la caza.

Os sugerimos la necesidad de decantar el vino antes de su consumo; si ésto no fuera posible, oxigenar durante bastante tiempo en la copa, ya que nada más abrir la botella se advierte, debido a su proceso orgánico de elaboración, un toque animalesco, que pasa a mejor vida al rato de la decantación.

Hagamos un poco de Historia. 

Muchos de vosotros os estaréis preguntando de dónde demonios ha salido el nombre de este vino. Pues bien, hace referencia a la familia de los ziríes que fueron una dinastía bereber cuyo origen estaría en las montañas de la región de la Cabilia, en la actual Argelia. Una rama de esta familia, liderada por Zawi ben Zirí, partió hacia la Hispania musulmana (al-Ándalus) y allí sirvieron como tropas mercenarias en el ejército de Almanzor, caudillo de al-Ándalus. Más tarde, en el año 1013 fundarían el reino de la Taifa de Granada tras la desintegración del Califato de Córdoba.

Nuestra teoría del porqué los amigos de Bodegas Lobecasope han apostado por este nombre como seña de identidad de su bodega es en realidad una doble teoría. Por un lado, pensamos que han querido dejar claro que son un «reino independiente» dentro del actual mundillo del vino patrio, y de ahí que no se hayan querido circunscribir a ninguna Denominación de Origen o Consejo Regulador, manteniendo su libertad de movimientos e independencia. Por otra parte, podrían haber apostado por esta nomenclatura por la consabida apuesta que hicieron los ziríes por la belleza, el buen gusto y la vida hedonista que representa a la perfección la dicha de disfrutar de un buen vino. Esperemos haber acertado en alguna de estas teorías. De no ser así, esperamos que Flequi o cualquiera de sus cinco compañeros de bodega nos lo aclaren en cualquier momento. A este espacio les remitimos.

A la espera de desentrañar el misterio os dejamos hasta el próximo post degustando una copa de Ziries 2011.

Salud, y buenos vinos, amigos.         

Pésico 2011. El tinto de Asturias

Coupage de 50% Mencía, 20% Verdejo Negro, 20% Carrasquín, 10% Albarín Tinto. Crianza durante 10 meses en barricas usadas de roble francés. Viticultura biodinámica. 

Pésico 2011Cada vez que acudíamos al Principado y probábamos sus incipientes vinos siempre terminábamos diciendo que la única cosa que le faltaba a Asturias para ser el verdadero paraíso en la Tierra era tener buenos tintos. Ahora podemos decir, queridos amig@s, que eso es ya una auténtica realidad, como demuestra el vino que hoy comentamos.

Se trata de un vino contundente que a pesar de estar a punto de desmadrarse hacia la acidez desmedida da un giro en el último instante para no caer en las garras de la desmesura y arruinarnos su encanto. Tenemos que decir, para ser honestos, que de las personas que lo probamos no gustó a todas debido a su toque áspero.

Al acercar la copa a la nariz percibimos su frescura proveniente de notas mentoladas y a eucalipto y una voluptuosidad muy marcada generada por notas intensas a moras y a ciruelas; todo ello rematado por un alto contenido a especias y una sutil presencia de la madera.

En boca el vino se torna potente debido a unos taninos muy presentes, aunque nunca desagradables, que denotan cierta aspereza. Estamos en el límite, pero la acidez no se llega a descontrolar en ningún momento. La boca se nos duerme en una especie de anestesia  ensoñadora que nos relaja esperando un nuevo sorbo. La presencia de la fruta madura es clara, así como eso que venimos a llamar mineralidad, que no es otra cosa que un lugar común con el que alguien hizo fortuna en alguna cata y que todos usamos sin sentido. Como un conocido dijo una vez: «las piedras no tienen sabor». Rizando el rizo, tenemos que deciros que el vino nos aportó notas de alcanfor. Al que suscribe le recordó al perfume que quedaba en casa cuando era niño y mi madre limpiaba los muebles de madera con un producto «secreto» que olía increíblemente bien. Los recuerdos olfativos no se olvidan nunca.

Recomendamos tomar este vino acompañando carnes rojas, embutidos ibéricos y quesos asturianos y, siguiendo las indicaciones de nuestro amigo Adam de Barcelona Vinos, con una trucha salvaje del Narcea al sarmiento.Pésico 2011

Nos ha sorprendido gratamente este vino porque pensábamos que el clima asturiano no era muy apropiado para la creación de vinos tintos de calidad. Suponemos que la orientación sur que tienen los tres viñedos de los que se obtiene este caldo (Retortoiro, Tebongo y Borracán) ha influído muy positivamente en ese toque cálido y aromático que contiene el Pésico 2011, ya que de esta forma cuenta con muchas horas de sol, imprescindible para madurar las uvas. Cabe destacar que se trata de variedades bastante raras como la Verdejo Negro, la Carrasquín y la Albarín Tinto, que otorgan al vino su carácter auténtico. Reconocemos que eran desconocidas por nosotros hasta el momento que descubrimos este tinto.

Nos hemos enterado de que el autor que firma este vino, Nicolás Marcos, decidió hace algunos años recoger sus bártulos en Toro y establecerse en la zona de Cangas del Narcea para confeccionar los vinos de su bodega Dominio del Urogallo y apostar por la recuperación de viñas casi perdidas. Le está costando lo suyo pero creemos que fue un acierto puesto que en Toro hay muchas bodegas y marcas de vinos y en Asturias el sector está naciendo. Si continúan igual, en pocos años en el Principado podrán presumir de tener grandes vinos. Así lo esperamos.

Salud y buenos vinos, amigos.