100% Tinta de Toro. Crianza de 12 meses en barricas de roble francés, un 70% usadas una vez, y un 30% nuevas.
¿Quién dijo que un vino de Toro no podía ser equilibrado, sedoso y goloso? Todos en alguna ocasión hemos pensado que eso era imposible. Cuando uno se dejaba caer por la bonita e histórica zona de Toro se encontraba con vinos potentes aunque algo desequilibrados, pensados para acompañar a contundentes comidas castellanas que dejaban el estómago en barbecho durante algún tiempo. Las cosas están cambiando desde hace algunos años, y aunque aún nos encontramos con vinos que nos parecen algo toscos y desmesurados, también en la D.O. Toro se están haciendo vinos de carácter más moderno y con distintos matices. Este es el caso del vino que hoy nos ocupa. Almirez 2010 tiene las características clásicas de un Toro que le son conferidas por la uva Tinta de Toro, una Tempranillo local, y los modernos matices aportados por el buen hacer del enólogo Marcos Eguren que proviene de una familia con una larga tradición en la confección de vinos de calidad en la Rioja Alta. Los Eguren son propietarios de las bodegas Viñedos Sierra Cantabria, donde elaboran Sierra Cantabria Colección Privada, Sierra Cantabria Cuvée, Sierra Cantabria Organza, El Bosque o Amancio; Viñedos de Páganos, donde hacen los vinos de Pago El Puntido y La Nieta; y Señorío de San Vicente, en la que realizan su monovarietal de Tempranillo peludo. El vino del que hoy hablamos se crea en su bodega más reciente, y ahora única, en la zona de Toro, Teso La Monja, tras haber vendido Numanthia Termes en 2008 al grupo Louis Vuitton – Moët Hennessy.
Almirez 2010 tiene un intenso color picota con ligero matiz violáceo en sus bordes. Es de capa media-alta y deja una preciosa lágrima que impregna toda la copa.
En la fase olfativa nos encontramos con una gran intensidad y con un claro predominio de las especias, donde la pimienta es la gran protagonista, y de las frutas rojas. También descubrimos la presencia de notas tostadas, balsámicas y licorosas. A los que ahora se inician en el universo de los vinos les recomendamos que metan la nariz sin miedo en la copa, ya que es la única manera de poder descubrir todos los matices que un vino nos expresa. Al que se ría de nuestra «profesionalidad» le podemos dar un codazo en el tabique nasal a modo de advertencia. Podemos avanzar que es mano de santo: nunca más volverán a burlarse de vosotros. Como decía el clásico, «la ignorancia es muy atrevida«.
En boca notamos una aspereza agradable que se torna aterciopelada segundos después. Nos gusta esa contradicción. La lengua y los laterales de la boca se adormilan un poco pero sin llegar nunca al desequilibrio puesto que el vino está muy bien hecho y resulta sumamente agradable. Al final se torna licoroso y hasta cierto punto goloso, con un predominio de los matices dulces aunque muy bien integrados en la contundente personalidad de la Tinta de Toro. La mezcla de sabores que van desde la pimienta al café, y desde los licores tipo calvados, armagnac o marrasquino, a las mermeladas de frutos rojos y de ciruela negra, nos han gustado mucho.
Consideramos que este singular vino acompañará perfectamente a un solomillo a la pimienta, a guisos de legumbres, a un rabo de toro, y a carnes a la brasa.
En resumidas cuentas, Almirez 2010 es un vino excepcional que va mejorando a la vez que se va bebiendo. Cada copa es diferente a la anterior, cambiando el mensaje del vino a medida que avanzamos en su degustación. Esto hace que no nos aburramos y queramos seguir disfrutando de este Toro domesticado a cada sorbo.
Salud y vinos.