Coupage «extremo» de las variedades tintas Juan García, Rufete, Bruñal, Tinta Madrid, Tempranillo, Bastardillo Chico, Bastardillo Serrano, Tinta Jeromo, Gajo Arroba, Garnacha Tintorera, Verdejo Colorado, y blancas, Malvasía del Bierzo (Doña Blanca), Puesta en Cruz, Godello, Albillo y Moscatel de grano menudo. Viñas viejas. Crianza de 9 a 24 meses en barricas de roble francés de 225 l con un 10% a 15% de madera nueva. Un solo trasiego. Vino ecológico y biodinámico. Producción limitada a unas 6.000 botellas.
Que gustazo estar de nuevo por aquí con todos vosotros. Los muy forofos de Vino y se Quedó, «hay gente pa tó«, que decía el Guerra, se habrán dado cuenta de que hemos tardado un poquito más de lo normal en publicar nuestro nuevo post. La vida sigue jugando al gato y el ratón con nosotros pero nos las seguimos ingeniando para darle esquinazo. Hemos pensado que para compensar tan larga espera debíamos entrar en escena a lo grande, y para ello hoy os traemos un vino particular y divertido de una Denominación de Origen que hace su debut en el blog, la D.O. Arribes.
El Pirita Crianza 2008 es elaborado por la vitivinicultora Charlotte Allen en plenos Arribes del Duero, una preciosa zona inserta en el Parque Natural de los Arribes del Duero que comparten las provincias de Salamanca y Zamora.
Breve historia de Charlotte Allen, una inglesa en Fermoselle
Charlotte dio sus primeros pasos en el mundo de la viticultura a las órdenes de Noël Pinguet en la bodega Domaine Huet en el Valle del Loira. Allí se introdujo en la filosofía de la Biodinámica. Con las ideas muy claras marchó a Italia y Sudáfrica a ampliar el aprendizaje. Después regresó a Francia para estudiar enología y viticultura en el Ródano, donde combinó los estudios trabajando como enóloga y viticultora itinerante hasta que un día del año 2006 en un viaje a Rueda se reencontró con su amigo Didier Belondrade, quien le habló de los Arribes del Duero como una zona a descubrir para elaborar vinos singulares. Según cuenta en su página web, «me sentí abrumada por la belleza salvaje de la región: las profundas gargantas cortadas por el Duero y el Tormes, las terrazas escarpadas recubiertas con antiguas vides y olivos incluso mayores, la manera en la que el hombre se había adaptado al paisaje en lugar de doblegarlo a su voluntad.»
Meses más tarde se instaló allí. No lo tuvo fácil, sobre todo el primer año en el que no hablaba español, ni en su día día y menos aún a nivel burocrático. Además tuvo que soportar la antipatía y crítica constante de los lugareños. No es de extrañar que llegara a dudar de su decisión, «a pesar de todos mis viajes la vida no me preparó para vivir en Fermoselle.» Con el tiempo y trabajando duramente ha aprendido a adaptarse al entorno y a vivir en una pequeña ciudad una vida que describe con humor como un cruce entre las películas «Un año en Provenza» y «El bueno, el feo y el malo».
Cata del personal y mágico Pirita Crianza 2008
Antes de comenzar la cata propiamente dicha queremos dejar constancia de que este vino nos ha parecido ciertamente divertido y original ya que nos ha hecho jugar durante mucho tiempo a medida que iba cambiando a cada instante en toda una amalgama de aromas, sabores y matices. Es un vino único en su especie.
El Pirita Crianza 2008 tiene un precioso color rojo picota con reflejos púrpura. Deja una lágrima compacta en la copa.
En la fase olfativa comienza el espectá- culo. Lo primero que nos encontramos es un intenso recuerdo de la niñez cuando en clase de trabajos manuales todos los chavales abríamos el bote de pegamento Imedio y el aula quedaba impregnada de ese aroma iniciador de tantas toxicomanías. Ese toque a pegamento y barniz es seguido con intensidad por notas de zarzamoras maceradas en ron. También se hacen sentir los higos verdes y un fondo floral de malvas y violetas que le otorgan al vino un punto muy fresco. Ya os avisamos de que este vino era muy original.
En boca tiene una entrada voluminosa, algo picante, y cálida. Posee una buena acidez con taninos pulidos y muy bien ensamblados. Predominan los frutos rojos y más concretamente la fresa silvestre, y notas balsámicas. Es persistente e incitador, puesto que hace parecer que la botella sea más pequeña de lo que es. Se podría decir de manera políticamente incorrecta que es un vino para beber por cajas. Al final de su degustación notamos un cierto aire dulce.
El Pirita 2008 armoniza con todo tipo de carnes y guisos potentes, así como con quesos curados y foie gras. Es un vino al que hay que darle tiempo y disfrutarlo largamente. Los que no se lo den se perderán una gran experiencia. El vino y las prisas son malos compañeros de viaje.
Charlotte elabora este poderoso vino en su bodega Almaroja que cuenta con unas ocho hectáreas de viñas viejas de entre 75 y 100 años de edad. Estos viñedos se encuentran en 34 parcelas situadas entre 550 y 800 metros de altitud.
Un coupage «imposible» y nunca visto
A estas alturas del post llegamos a una de las partes donde el Pirita Crianza 2008 se convierte por méritos propios en el vino con una combinación de uvas mayor y más rara con la que los integrantes de Vino y se Quedó nos hemos topado. Aparte de la variedad Juan García (un 65% del coupage) que consta en la etiqueta, este vino lleva Bruñal, Rufete, Tempranillo, Tinta Madrid (que representan un 15% del total). Estas cuatro variedades y la Juan García se vinifican por separado. Además cuenta con Bastardillo Chico, Bastardillo Serrano, Tinta Jeromo, Gajo Arroba, Garnacha Tintorera y Verdejo colorado (estas seis variedades suman un 10% de la mezcla), así como con un 10% de uvas blancas como la Malvasía, Albillo, Godello, Puesta en Cruz y Moscatel. ¿Alguien da más?
Si nos llegan a decir que de este popurrí de uvas podía salir un vino tan elegante y genial nos hubiéramos echado a reír. Ahora no tenemos más remedio que rendirnos al mérito de Charlotte Allen, de la que desde este preciso momento nos declaramos muy fanes.
Salud y buenos vinos, amigos.