Bodegas Rey Fernando de Castilla, el templo de los caprichos jerezanos

Tal vez sea Tío Pepe, renacido recientemente en la Puerta del Sol, el hijo más famoso de la ciudad y, su creador, Manuel María González Gordon, «Papá sherry», pero buscando nuestro destino en Jerez de la Frontera, Moraíto ChicoCiudad Europea del Vino 2014, nos encontramos de manera inesperada con la casa de otro «chico grande» que nos recordó que esta hermosa ciudad también es la cuna del flamenco. Lástima no haber estado hace unos años en este rincón gaditano para haber escuchado a Moraíto en directo.

No obstante, tuvimos una cita en la Calle Jardinillo 7. Desde la acera nadie puede imaginarse qué tesoros guardan los muros de esta callejuela situada en el casco antiguo de Jerez. Aunque de manera menos notable que hace un siglo todavía percibimos el perfume del sherry que impregna esta ciudad. Si esas piedras pudieran hablar y contaran sus secretos, de cuantas maravillas nos enteraríamos. Era Lunes Santo, y todo Jerez estaba pendiente de sus procesiones cuando Fernando Romero, responsable del mercado nacional de las bodegas Fernando de Castilla, hasta arriba de trabajo acumulado, hizo un hueco en su apretada agenda a Vino y se Quedó.

Entrando en la «sala» de botas que compró el noruego Jan Pettersen hace 15 años pudimos hacernos una idea de la historia que guarda esta bodega que hoy cuenta con solo una plantilla de seis trabajadores. Ante nuestros ojos desfilaban botas de varios tamaños y edades. Entre ellas algunas llevan el nombre del Equipo Navazos. MapaMediante un «mapa» dibujado en una bota Fernando nos refrescó las diferencias entre los distintos vinos generosos y nos reveló algunas curiosidades que nos gustaría compartir con vosotros.

El Marco de Jerez alberga todos los vinos generosos que se crían y elaboran dentro del mencionado marco. La variedad Palomino, gran protagonista de estos vinos, suele provenir de Chiclana, mientras que la Moscatel se encuentra mayoritariamente en Chipiona y la Pedro Ximénez en Montilla. La leyenda cuenta que la última tiene sus orígenes en unas cepas, tal vez Riesling, que trajo Peter Siemens desde Alemania. Adaptando su nombre al castellano se la bautizó como Pedro Ximénez, también conocida como PX.

Si el orgullo de los habitantes de Sanlúcar de Barrameda es la Manzanilla, tanto en Jerez de la Frontera como en el Puerto de Santa María es el Fino. Este nombre se debe a la casuística del velo de flor bajo el cual se crían los vinos procedentes de la uva Palomino, que aquí es más fino. Para su elaboración se usan solo los mostos de primera yema. Mientras los mostos de segunda yema se suelen utilizar para los olorosos. Las levaduras que garantizan la crianza biológica solo sobreviven en una concentración de 15 a 17º de alcohol. Por eso se encabezan los vinos con alcohol que se destila a base de la variedad Airén, ya que la Palomino no aguanta bien la destilación. La Manzanilla recibe este nombre por el sabor a manzana verde que se aprecia, sobre todo, en las manzanillas en rama que no se filtran.Fernando Romero

Primero probamos un Amontillado que es digno de estar confeccionado como «single cask«. Sus tostados nos recuerdan a frutos secos, destacando la avellana; es un autentico placer. Fernando Amontillado Antiquerecomienda un interesante maridaje con pollo al curry. Los Amontillados que en su juventud eran Finos o Manzanillas son el resultado de un 50% de crianza biológica y otro 50% de crianza oxidativa. Para garantizar un producto homogéneo en Fernando de Castilla el sistema de soleras no se aplica en su sentido tradicional, sino que una vez al año se saca la cantidad correspondiente, un quinto, de todas las botas, se mezcla en un deposito y se pone en la criadera o solera que toca. Su Amontillado Antique tiene un mínimo de 20 años.

Palo CortadoEl Palo Cortado Antique es otro vino que nos cautivó enseguida. De hecho, éstos son vinos que no se hacen sino que suceden. Sólo el capataz sabe el porqué de destinar un Fino o una Manzanilla, después de unos años de crianza bajo velo de flor, a convertirse en un Palo Cortado. Tal vez sea ese secreto el que le haga tan especial. Según los responsables de Fernando de Castilla el suyo de la serie Antique combina la elegancia de un amontillado viejo con la complejidad de un oloroso. Cuenta con un mínimo de 30 años de crianza total. En nariz percibimos su salinidad y un toque dulce que se repite en boca donde también apreciamos aromas de madera noble. La combinación con un queso portugués del Alentejo es fantástica.

Otra joya de la serie Antique, presentado en una botella de 0,5 litros protegido por un elegante estuche, es el Pedro Ximénez. Un dulce sabor a pasas y a caramelo nos hace soñar con un maridaje con un Cabrales. Las uvas de la variedad que le otorgan el nombre al vino se secan durante un periodo de quince a treinta díasPX mediante el tradicional proceso del soleo, que consiste en secarlas naturalmente al sol en esteras para aumentar su contenido alcohólico y dulzor. Su larga crianza exclusivamente oxidativa es de unos 30 años. Es mucho más delicado y fresco que los PX que probamos hasta ahora, no tan denso y empalagoso. En boca es amplio, envolvente y de buena longitud. Aunque acompañe perfectamente a un postre nos puede substituir al mismo sin problema.

Los vinos de esta serie son sin duda alguna pequeños caprichos. Según la tienda en la que consultemos su precio se sitúa entre los 30 y los 35 euros. De vez en cuando hay momentos en los que nos tenemos que premiar. La bodega cuenta también con una serie más económica, la Classic, y con unos excelentes brandis que dejamos para un futuro post.Tabanco LaPandilla

Después de sumergirnos en semejantes placeres no podíamos irnos de Jerez sin descubrir alguno de sus famosos tabancos recién estrenados. Esa especie entre taberna y despacho de vinos que hace unos años estaba a punto de extinguirse nos ofrece un ambiente idoneo para seguir saboreando la esencia de esta ciudad. Gracias a Fernando encontramos el mítico tabanco La Pandilla que es un lugar auténtico que abrió sus puertas por primera vez en 1936. Nos dejamos caer entre sus paredes para empaparnos de las historias que allí se cuentan y sentir toda la esencia jerezana. Long live the Sherry!

Salud y buenos vinos, amigos.

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